Hola a todos,
¿Habéis tenido la sensación alguna vez de que no os convence el resultado de algo? Pues eso me ha sucedido a mi con unas cortinas de ganchillo que hice hace algunos años…
Las hice para mi casa de campo y siempre pensé que habían quedad estrechas y además, al estar colgadas de unas varillas de las que van pegadas a la ventana, el peso del hilo hizo que se fueran estirando y quedaran demasiado largas.
Así que este verano pensé en reformarlas y me puse manos a la obra: lo bueno del ganchillo es que si no haces nudos, siempre lo puedes deshacer…y empecé por ahí…deshaciendo hasta dejarlas con el largo deseado.
Con el hilo sobrante de la parte que deshice, pude rehacer el remate de arriba para ponerlas en la varilla. Con este paso solucioné el problema del largo. ¿Qué hacer con el problema del ancho? Pues en un libro que se llama «200 Labores de Ganchillo» de Jan Eaton, encontré una puntilla muy fácil de hacer, que combinaba perfectamente con el dibujo de las cortinas que ya tenía hechas, y que le daba ese poquito más de ancho que necesitaba…
Con el mismo hilo sobrante, hice las cuatro puntillas del largo deseado, y ya solo faltaba unirlas a las cortinas. En este caso, como el hilo es muy fino, queda mejor coser la puntilla que unirla a ganchillo.
Y voilá! Prueba superada:
Yo creo que ahora han quedado mucho mejor. ¿Qué os parece?
La semana próxima os enseñaré algunas ideas que podemos hacer con lana sobrante de otras labores.